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Hablar (3/3)

¡Levanta la voz, y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y necesitados!Abre tu boca, juzga con justicia, Y defiende la causa del pobre y del menesteroso.
Y, cuando los arresten y los sometan a juicio, no se preocupen de antemano por lo que van a decir. Solo declaren lo que se les dé a decir en ese momento, porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo.Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.
Les aseguro que, si tienen fe y no dudan —les respondió Jesús—, no solo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decirle a este monte: “¡Quítate de ahí y tírate al mar!”, y así se hará.Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.
Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo.Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
Sobre todo, hermanos míos, no juren ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Que su «sí» sea «sí», y su «no», «no», para que no sean condenados.Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.
En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.
No va bien con los necios el lenguaje refinado, ni con los gobernantes, la mentira.No conviene al necio la altilocuencia; !!Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso!
No me he apartado de los mandamientos de sus labios; en lo más profundo de mi ser he atesorado las palabras de su boca.Del mandamiento de sus labios nunca me separé; Guardé las palabras de su boca más que mi comida.
Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo.Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
Por la palabra del Señor fueron creados los cielos, y por el soplo de su boca, las estrellas.Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.
Bendeciré al Señor en todo tiempo; mis labios siempre lo alabarán.Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca.
El Señor aborrece a los de labios mentirosos, pero se complace en los que actúan con lealtad.Los labios mentirosos son abominación a Jehová; Pero los que hacen verdad son su contentamiento.
Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Tal vez te preguntes: “¿Cómo podré reconocer un mensaje que no provenga del Señor?” Si lo que el profeta proclame en nombre del Señor no se cumple ni se realiza, será señal de que su mensaje no proviene del Señor. Ese profeta habrá hablado con presunción. No le temas.Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él.
Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas.Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; Contaré todas tus maravillas.
Y dijo Dios: «¡Que exista la luz!» Y la luz llegó a existir.Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
Si tu hermano peca, repréndelo; y, si se arrepiente, perdónalo. Aun si peca contra ti siete veces en un día, y siete veces regresa a decirte “Me arrepiento”, perdónalo.Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.
Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”Y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
En aquel día se dirá: «Alaben al Señor, invoquen su nombre; den a conocer entre los pueblos sus obras; proclamen la grandeza de su nombre.»Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido.
Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno.Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado.Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno.Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.
Entonces oí la voz del Señor que decía: —¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y respondí: —Aquí estoy. ¡Envíame a mí!Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
Los chismes son deliciosos manjares; penetran hasta lo más íntimo del ser.Las palabras del chismoso son como bocados suaves, Y penetran hasta las entrañas.
Pero yo les digo: No juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.

Versículo de la Biblia del día

Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo.

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