- No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada.
- Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús está en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que está en vosotros.
- Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.
- La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
- Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
- Así como abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.
- Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado.
- No desecho la gracia de Dios, pues si por la Ley viniera la justicia, entonces en vano murió Cristo.
- Por tanto, nadie os critique en asuntos de comida o de bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o sábados. Todo esto es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.
- ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?
- Si alguno me sirve, sígame; y donde yo esté, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará.
- Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.
- Pues por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
- Y Jesús dijo:
—Todavía estaré con vosotros algún tiempo, y luego iré al que me envió. - Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.
- Aconteció que estando ellos allí se le cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
- Entonces Jesús les dijo otra vez:
—¡Paz a vosotros! Como me envió el Padre, así también yo os envío. - ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
- Jesús les respondió y dijo: —Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió.
- Así que, si os dicen: “Mirad, está en el desierto”, no salgáis; o “Mirad, está en los aposentos”, no lo creáis, porque igual que el relámpago sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre.
- A Dios nadie lo ha visto jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer.
- Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo tiene también al Padre.
- En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo:
—Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. - Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo esté, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado, pues me has amado desde antes de la fundación del mundo.
- He aquí que viene con las nubes:
Todo ojo lo verá, y los que lo traspasaron;
y todos los linajes de la tierra se lamentarán por causa de él.
Sí, amén.
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