- Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito.
- Porque yo soy el Señor, tu Dios,
que sostiene tu mano derecha;
yo soy quien te dice:
“No temas, yo te ayudaré”. - Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes.
- Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.
- Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos.
- El que perdona la ofensa cultiva el amor;
el que insiste en la ofensa divide a los amigos. - Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.
- Nosotros amamos porque él nos amó primero.
- El que es generoso prospera;
el que reanima será reanimado. - Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu,
pero Dios fortalece mi corazón;
él es mi herencia eterna. - El que va tras la justicia y el amor
halla vida, prosperidad y honra. - Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo.
- En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.
- Instruye al niño en el camino correcto,
y aun en su vejez no lo abandonará. - Él fortalece al cansado
y acrecienta las fuerzas del débil. - Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo.
- No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica.
- ¿Por qué voy a inquietarme?
¿Por qué me voy a angustiar?
En Dios pondré mi esperanza,
y todavía lo alabaré.
¡Él es mi Salvador y mi Dios! - Por sobre todas las cosas cuida tu corazón,
porque de él mana la vida. - ¡Alaben al Señor porque él es bueno,
y su gran amor perdura para siempre! - Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes.
- ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.
- Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo.
- Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.
- En el agua se refleja el rostro,
y en el corazón se refleja la persona.
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