- ¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.
- No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
- Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible.
- Porque, si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial.
- Jesús dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos».
- Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.
- ¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya!
¡Alabado sea el Señor! - Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón.
- Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.
- En todo tiempo ama el amigo;
para ayudar en la adversidad nació el hermano. - Pero ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte estas ofrendas voluntarias? En verdad, tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido.
- De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.
- Tu palabra es una lámpara a mis pies;
es una luz en mi sendero. - Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.
- Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
- Restaura a los de corazón quebrantado
y cubre con vendas sus heridas. - Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.
- Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
- ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho,
y dejar de amar al hijo que ha dado a luz?
Aun cuando ella lo olvidara,
¡yo no te olvidaré!
Grabada te llevo en las palmas de mis manos;
tus muros siempre los tengo presentes. - Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
- ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
- No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.
- No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.
- Quien encubre su pecado jamás prospera;
quien lo confiesa y lo deja halla perdón. - No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.
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