- Jehová redime el alma de sus siervos.
¡No serán condenados cuantos en él confían! - Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
- Cuanto está lejos el oriente del occidente,
hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. - Pues en el evangelio, la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: «Mas el justo por la fe vivirá».
- Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.
- Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
- El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que se niega a creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.
- Yo deshice como a una nube tus rebeliones
y como a una niebla tus pecados;
vuélvete a mí, porque yo te redimí. - Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
- Porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.
- Pero yo sé que mi Redentor vive,
y que al fin se levantará sobre el polvo. - El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias del cuerpo, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) mediante la resurrección de Jesucristo.
- No todo el que me dice: “¡Señor, Señor!”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
- Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.
- La salvación es de Jehová.
¡Sobre tu pueblo sea tu bendición! Selah - Mirándolos Jesús, les dijo: —Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.
- Porque así dijo el Alto y Sublime,
el que habita la eternidad
y cuyo nombre es el Santo:
«Yo habito en la altura y la santidad,
pero habito también con el quebrantado y humilde de espíritu,
para reavivar el espíritu de los humildes
y para vivificar el corazón de los quebrantados.» - ¡Cuán hermosos son sobre los montes
los pies del que trae alegres nuevas,
del que anuncia la paz,
del que trae nuevas del bien,
del que publica salvación,
del que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!»! - Y desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación.
- Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.
- Mas yo volveré mis ojos a Jehová,
esperaré al Dios de mi salvación;
el Dios mío me oirá. - ¡Jehová, Dios de los ejércitos, restáuranos!
¡Haz resplandecer tu rostro y seremos salvos! - Solamente él es mi roca y mi salvación;
es mi refugio, no resbalaré mucho. - Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: —Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
- ¡Bendito sea el Señor!
¡Cada día nos colma de beneficios
el Dios de nuestra salvación! Selah
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