Y habrá allí calzada y camino, el cual será llamado Camino de Santidad. No pasará por allí ningún impuro, sino que él mismo estará con ellos. El que ande por este camino, por torpe que sea, no se extraviará.
Cuando llegó el día de Pentecostés estaban todos unánimes juntos. De repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban.
Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.