- El amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y él por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
- No a nosotros, Jehová, no a nosotros,
sino a tu nombre da gloria,
por tu misericordia, por tu verdad. - Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
- No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
- Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos,
y convertíos a Jehová, vuestro Dios;
porque es misericordioso y clemente,
tardo para la ira y grande en misericordia,
y se duele del castigo. - Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.
- Bienaventurado el hombre que teme a Jehová
y en sus mandamientos se deleita en gran manera. - Pues no se apoderaron de la tierra por su espada,
ni su brazo los libró;
sino tu diestra, tu brazo, y la luz de tu rostro,
porque te complaciste en ellos. - Y amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.
- Y tuya, Señor, es la misericordia,
pues tú pagas a cada uno
conforme a su obra. - Huye también de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.
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