Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. | No debemos, pues, dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio. |
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. | Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. |
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Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. | Esta es la obra de Dios: que crean en aquel a quien él envió —les respondió Jesús. |
A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. | Dale a todo el que te pida y, si alguien se lleva lo que es tuyo, no se lo reclames. |
No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. | No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. |
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. | Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. |
Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. | Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios. |
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre. | Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. |
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. | Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. |
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo. | Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. |
Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. | La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. |
Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndole. | Cumple los mandamientos del Señor tu Dios; témelo y sigue sus caminos. |
El atribulado es consolado por su compañero; Aun aquel que abandona el temor del Omnipotente. | Aunque uno se aparte del temor al Todopoderoso, el amigo no le niega su lealtad. |
¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. | Entonces, ¿qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos ya bajo la ley, sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera! |
Hay bendiciones sobre la cabeza del justo; Pero violencia cubrirá la boca de los impíos. | El justo se ve coronado de bendiciones, pero la boca del malvado encubre violencia. |
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. | Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. |
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. | No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. |
Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. | Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley, sino bajo la gracia. |
Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. | Pero, si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas. |
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. | Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. |
No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. | No juzguen, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les perdonará. |
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. | Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. |
Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca. | Por la palabra del Señor fueron creados los cielos, y por el soplo de su boca, las estrellas. |
Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. | ¿Y qué mérito tienen ustedes al hacer bien a quienes les hacen bien? Aun los pecadores actúan así. |
Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad. | Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. |