¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? | ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? |
Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. | Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. |
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Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. | Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. |
El amor no perjudica al prójimo. Así que el amor es el cumplimiento de la ley. | El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. |
El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío». | El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. |
Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. | Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. |
Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre. | Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. |
Señor —dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta. | Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. |
Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó. | Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. |
Voy a estar con ustedes un poco más de tiempo —afirmó Jesús—, y luego volveré al que me envió. | Entonces Jesús dijo: Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros, e iré al que me envió. |
Al oír esto, Jesús les contestó: —No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. | Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. |
Mientras ayunaban y participaban en el culto al Señor, el Espíritu Santo dijo: «Apártenme ahora a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado». | Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. |
Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu. | En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor. |
En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. | Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. |
Recurran al Señor y a su fuerza; busquen siempre su rostro. | Buscad a Jehová y su poder; Buscad siempre su rostro. |
Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. De repente, se les acercaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: —Galileos, ¿qué hacen aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre ustedes al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse. | Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. |
Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. | Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. |
¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! | Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya. |
“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. | Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. |
Si el pobre recurría a mí, yo lo ponía a salvo, y también al huérfano si no tenía quien lo ayudara. Me bendecían los desahuciados; ¡por mí gritaba de alegría el corazón de las viudas! | Porque yo libraba al pobre que clamaba, Y al huérfano que carecía de ayudador. La bendición del que se iba a perder venía sobre mí, Y al corazón de la viuda yo daba alegría. |
No va bien con los necios el lenguaje refinado, ni con los gobernantes, la mentira. | No conviene al necio la altilocuencia; !!Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso! |
Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores. | Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores. |
No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención. | Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. |
«Si se enojan, no pequen». No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol, ni den cabida al diablo. | Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. |
Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo. | Panal de miel son los dichos suaves; Suavidad al alma y medicina para los huesos. |