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Versículos de la Biblia sobre 'Cielos'

Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.
Nuestro Dios está en los cielos; Todo lo que quiso ha hecho.Nuestro Dios está en los cielos y puede hacer lo que le parezca.
Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; Sobre toda la tierra sea tu gloria.Pero tú, oh Dios, estás sobre los cielos, ¡tu gloria cubre toda la tierra!
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.
Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios, Y sobre toda la tierra sea enaltecida tu gloria.Tú, oh Dios, estás sobre los cielos, y tu gloria cubre toda la tierra.
Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, Y hasta las nubes tu verdad.Pues tu amor es tan grande que llega a los cielos; ¡tu verdad llega hasta el firmamento!
Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.Por la palabra del Señor fueron creados los cielos, y por el soplo de su boca, las estrellas.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece.
¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra.
Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.Jesús dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos».
De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos, por pequeño que sea, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los practique y enseñe será considerado grande en el reino de los cielos.
Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.Y una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él».
Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto.
Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo.
Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría.Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. Un día transmite al otro la noticia, una noche a la otra comparte su saber.
Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra.
Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.Sin embargo, no se alegren de que puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres están escritos en el cielo.
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. La tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.
Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.
¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí.
Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.De hecho, sabemos que, si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas.

Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.”
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Versículo de la Biblia del día

Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.

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Versículo de la Biblia al Azar

En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
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