En paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado. | En paz me acostaré y así también dormiré; porque solo tú, Señor, me haces habitar seguro. |
Cuídame, oh Dios, porque en ti busco refugio. | Protégeme, oh Dios, pues en ti me refugio. |
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Confío en Dios y alabo su palabra; confío en Dios y no siento miedo. ¿Qué puede hacerme un simple mortal? | En Dios, cuya palabra alabo, en Dios he confiado, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre? |
En cambio, el que no la conoce y hace algo que merezca castigo recibirá pocos golpes. A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y al que se le ha confiado mucho, se le pedirá aún más. | Pero el que no la sabía, e hizo cosas que merecían castigo, será azotado poco. A todo el que se le haya dado mucho, mucho se demandará de él; y al que mucho le han confiado, más le exigirán. |
Aun cuando un ejército me asedie, no temerá mi corazón; aun cuando una guerra estalle contra mí, yo mantendré la confianza. | Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque en mi contra se levante guerra, a pesar de ello, estaré confiado. |
En ti, Señor, busco refugio; jamás permitas que me avergüencen; en tu justicia, líbrame. | En ti, oh Señor, me refugio; jamás sea yo avergonzado; líbrame en tu justicia. |
Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo! | Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se regocijará en tu salvación. Cantaré al Señor, porque me ha colmado de bienes. |
Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía. | Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, porque en ti confía. |
Quien se conduce con integridad anda seguro; quien anda en malos pasos será descubierto. | Él que anda en integridad anda seguro, mas el que pervierte sus caminos será descubierto. |
Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. | Por la mañana hazme oír tu misericordia, porque en ti confío; enséñame el camino por el que debo andar, pues a ti elevo mi alma. |
Tengamos en cuenta que la ley no se ha instituido para los justos, sino para los desobedientes y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos. La ley es para los que maltratan a sus propios padres, para los asesinos, para los adúlteros y los homosexuales, para los traficantes de esclavos, los embusteros y los que juran en falso. En fin, la ley es para todo lo que está en contra de la sana doctrina enseñada por el glorioso evangelio que el Dios bendito me ha confiado. | Reconociendo esto: que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los transgresores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los inmorales, homosexuales, secuestradores, mentirosos, los que juran en falso, y para cualquier otra cosa que es contraria a la sana doctrina, según el glorioso evangelio del Dios bendito, que me ha sido encomendado. |