La mano de los diligentes señoreará; Mas la negligencia será tributaria. | El de manos diligentes gobernará; pero el perezoso será subyugado. |
Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. | Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas. |
Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. | Si vivimos, para el Señor vivimos; y, si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. |
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. | Y Dios los bendijo con estas palabras: «¡Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los animales que se arrastran por el suelo!». |
Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. | Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y, donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. |
Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros. | Que el Señor de paz les conceda su paz siempre y en todas las circunstancias. El Señor sea con todos ustedes. |
Humillaos delante del Señor, y él os exaltará. | Humíllense delante del Señor, y él los exaltará. |
Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. | Señor —dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta. |
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. | Luego dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes y sobre todos los animales que se arrastran por el suelo». |
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. | Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor. |
Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. | Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” |
Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. | Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo. |
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos! | Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! |
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. | No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. |
Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. | Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. |
Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. | Porque «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo». |
Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. | Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor. |
Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal. | Pero el Señor es fiel, y él los fortalecerá y los protegerá del maligno. |
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén. | Que la gracia del Señor Jesucristo sea con su espíritu. |
Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. | Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal. |
Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. | Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —le contestaron. |
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén. | Que la gracia del Señor Jesucristo sea con su espíritu. Amén. |
Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. | Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz. |
¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. | ¿Quién eres tú para juzgar al siervo de otro? Que se mantenga en pie, o que caiga, es asunto de su propio señor. Y se mantendrá en pie, porque el Señor tiene poder para sostenerlo. |
Señor, delante de ti están todos mis deseos, Y mi suspiro no te es oculto. | Ante ti, Señor, están todos mis deseos; no te son un secreto mis anhelos. |