Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y glorifico al Rey del cielo, porque sus obras son todas verdaderas y justos sus caminos; Él puede humillar a los que caminan con soberbia.
Y decía: Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo e insensatez. Todas estas maldades de adentro salen, y contaminan al hombre.
El Señor es lento para la ira y grande en poder, y ciertamente el Señor no dejará impune al culpable. En el torbellino y la tempestad está su camino, y las nubes son el polvo de sus pies.