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Pecado (3/6)

El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo.
Pues donde hay celos y rivalidad, allí hay perturbación y toda obra perversa.Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas.
Todo aquel que comete pecado, infringe también la Ley, pues el pecado es infracción de la Ley.Todo el que comete pecado quebranta la ley; de hecho, el pecado es transgresión de la ley.
Lavaos y limpiaos, quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos, dejad de hacer lo malo.¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas! ¡Dejen de hacer el mal!
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa.
El pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia.Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley, sino bajo la gracia.
Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a los creyentes.Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado, para que mediante la fe en Jesucristo lo prometido se les conceda a los que creen.
Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados.Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados.
Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: «Confesaré mis rebeliones a Jehová», y tú perdonaste la maldad de mi pecado. SelahPero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor», y tú perdonaste mi maldad y mi pecado. Selah
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.
Éste es el mensaje que hemos oído de él y os anunciamos: Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en él.Este es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad.
El camino de Jehová es fortaleza para el perfecto, pero destrucción para los que cometen maldad.El camino del Señor es refugio de los justos y ruina de los malhechores.
Pero si el impío se aparta de todos sus pecados que cometió, y guarda todos mis estatutos y actúa conforme al derecho y la justicia, de cierto vivirá: no morirá.Si el malvado se arrepiente de todos los pecados que ha cometido, y obedece todos mis decretos y practica el derecho y la justicia, no morirá.
El que guarda el mandamiento guarda su vida, pero morirá el que menosprecia los caminos de Jehová.El que cumple el mandamiento cumple consigo mismo; el que descuida su conducta morirá.
Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia.
Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento, pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado.Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asuman también ustedes la misma actitud; porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado.
Yo deshice como a una nube tus rebeliones y como a una niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.He disipado tus transgresiones como el rocío, y tus pecados como la bruma de la mañana. Vuelve a mí, que te he redimido.
Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia y nada podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden obtener lo que quieren. Riñen y se hacen la guerra. No tienen, porque no piden.
Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.Esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.
Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día.Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día.
Entonces fueron abiertos los ojos de ambos y se dieron cuenta de que estaban desnudos. Cosieron, pues, hojas de higuera y se hicieron delantales.En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante.
¿Qué Dios hay como tú, que perdona la maldad y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en la misericordia.¿Qué Dios hay como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito del remanente de su pueblo? No siempre estarás airado, porque tu mayor placer es amar.
Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente.

Pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.Pero, si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas.
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Versículo de la Biblia del día

El necio menosprecia el consejo de su padre;
el prudente acepta la corrección.

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Versículo de la Biblia al Azar

Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y un mismo parecer.Siguiente versículo!Con imagen

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