Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.
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