¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? | ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? |
Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. | Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. |
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El amor no hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley. | El amor no perjudica al prójimo. Así que el amor es el cumplimiento de la ley. |
Porque yo libraba al pobre que clamaba, y al huérfano que no tenía quien le ayudara. Venía sobre mí la bendición del que estaba a punto de perecer, y el corazón de la viuda yo llenaba de gozo. | Si el pobre recurría a mí, yo lo ponía a salvo, y también al huérfano si no tenía quien lo ayudara. Me bendecían los desahuciados; ¡por mí gritaba de alegría el corazón de las viudas! |
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. | No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan. |
Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta. | Señor —dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta. |
El que habita al abrigo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente. Diré yo al Señor: Refugio mío y fortaleza mía, mi Dios, en quien confío. | El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío». |
Y estando mirando fijamente al cielo mientras Él ascendía, aconteció que se presentaron junto a ellos dos varones en vestiduras blancas, que les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo. | Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. De repente, se les acercaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: —Galileos, ¿qué hacen aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre ustedes al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse. |
Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él. | Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. |
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. | Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. |
Y yo rogaré al Padre, y Él os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre. | Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre. |
Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. | Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó. |
Entonces Jesús dijo: Por un poco más de tiempo estoy con vosotros; después voy al que me envió. | Voy a estar con ustedes un poco más de tiempo —afirmó Jesús—, y luego volveré al que me envió. |
El Señor protege a los extranjeros, sostiene al huérfano y a la viuda, pero trastorna el camino de los impíos. | El Señor protege al extranjero y sostiene al huérfano y a la viuda, pero frustra los planes de los impíos. |
Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Juicio verdadero juzgad, y misericordia y compasión practicad cada uno con su hermano. «No oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre, ni traméis el mal en vuestros corazones unos contra otros». | Así dice el Señor Todopoderoso: “Juzguen con verdadera justicia; muestren amor y compasión los unos por los otros. No opriman a las viudas ni a los huérfanos, ni a los extranjeros ni a los pobres. No maquinen el mal en su corazón los unos contra los otros”. |
No seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor. | Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu. |
Al oír Él esto, dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. | Al oír esto, Jesús les contestó: —No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. |
Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid a vuestra fe, virtud, y a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, perseverancia, y a la perseverancia, piedad, a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor. | Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. |
Porque tú, oh Señor, bendices al justo, como con un escudo lo rodeas de tu favor. | Porque tú, Señor, bendices a los justos; cual escudo los rodeas con tu buena voluntad. |
Buscad al Señor y su fortaleza; buscad su rostro continuamente. | Recurran al Señor y a su fuerza; busquen siempre su rostro. |
Porque yo he de satisfacer al alma cansada y he de saciar a toda alma atribulada. | Daré de beber a los sedientos y saciaré a los que estén agotados. |
El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es tristeza para su madre. | El hijo sabio es la alegría de su padre; el hijo necio es el pesar de su madre. |
Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis oportunidad al diablo. | «Si se enojan, no pequen». No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol, ni den cabida al diablo. |
Y Él le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. | “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. |
Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre. | Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. |