El que ama la disciplina ama el conocimiento, pero el que la aborrece es un necio. | El que ama la instrucción ama la sabiduría; Mas el que aborrece la reprensión es ignorante. |
Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo. | Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. |
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El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. | El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. |
Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es absurdo! | El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad. |
¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él. | El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. |
El Señor ama la justicia y el derecho; llena está la tierra de su amor. | El ama justicia y juicio; De la misericordia de Jehová está llena la tierra. |
En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano. | En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia. |
Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano. | Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano. |
El que adquiere cordura a sí mismo se ama, y el que retiene el discernimiento prospera. | El que posee entendimiento ama su alma; El que guarda la inteligencia hallará el bien. |
El Señor da vista a los ciegos, el Señor sostiene a los agobiados, el Señor ama a los justos. | Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos; Jehová ama a los justos. |
No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. | No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. |
No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la ley. | No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. |
Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. | Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. |
Le contestó Jesús: —El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra morada en él. | Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. |
Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría. | Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. |
Porque el Señor ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. El Señor los protegerá para siempre, pero acabará con la descendencia de los malvados. | Porque Jehová ama la rectitud, Y no desampara a sus santos. Para siempre serán guardados; Mas la descendencia de los impíos será destruida. |
Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. | Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? |
Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones. Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido. | No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, Ni te fatigues de su corrección; Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere. |
El segundo se parece a este: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. | Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. |
En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto. | La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos. |
Como respuesta el hombre citó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. | Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. |
En efecto, toda la ley se resume en un solo mandamiento: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». | Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. |
Que el Señor los lleve a amar como Dios ama, y a perseverar como Cristo perseveró. | Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo. |
“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. | Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. |
El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No hay otro mandamiento más importante que estos. | Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. |