La justicia engrandece a la nación; el pecado es afrenta de las naciones. | La justicia engrandece a la nación; Mas el pecado es afrenta de las naciones. |
Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a los creyentes. | Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. |
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El que halle su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. | El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. |
¿Qué, pues, diremos? ¿La Ley es pecado? ¡De ninguna manera! Pero yo no conocí el pecado sino por la Ley; y tampoco conocería la codicia, si la Ley no dijera: «No codiciarás». | ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. |
Tuya es, Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. | Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. |
Los tesoros de maldad no serán de provecho, mas la justicia libra de la muerte. | Los tesoros de maldad no serán de provecho; Mas la justicia libra de muerte. |
Confía en Jehová y haz el bien; habitarás en la tierra y te apacentarás de la verdad. | Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. |
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. | Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. |
¿Qué, pues? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera! | ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. |
Ciertamente la soberbia produce discordia, pero con los prudentes está la sabiduría. | Ciertamente la soberbia concebirá contienda; Mas con los avisados está la sabiduría. |
No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión, la luz con las tinieblas? | No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? |
La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la dominaron. | La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. |
Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. | Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. |
Goteará como la lluvia mi enseñanza; destilará como el rocío mi razonamiento, como la llovizna sobre la grama, como las gotas sobre la hierba. | Goteará como la lluvia mi enseñanza; Destilará como el rocío mi razonamiento; Como la llovizna sobre la grama, Y como las gotas sobre la hierba. |
Pero el don no fue como la transgresión, porque si por la transgresión de aquel uno muchos murieron, la gracia y el don de Dios abundaron para muchos por la gracia de un solo hombre, Jesucristo. | Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. |
El pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia. | Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. |
De Cristo os desligasteis, los que por la Ley os justificáis; de la gracia habéis caído. | De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. |
La esperanza de los justos es alegría, mas la esperanza de los malvados perecerá. | La esperanza de los justos es alegría; Mas la esperanza de los impíos perecerá. |
A todo lo creado que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, oí decir: «Al que está sentado en el trono y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.» | Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. |
Quita, pues, de tu corazón el enojo y aparta de tu carne el mal, porque la adolescencia y la juventud son vanidad. | Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad. |
Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. | Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. |
Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. | Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. |
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. | En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. |
Él, que es el resplandor de su gloria, la imagen misma de su sustancia y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. | El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. |
Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia, y es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia. | Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia. |