Después los sacó fuera hasta Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Aconteció que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo. | Después los llevó Jesús hasta Betania; allí alzó las manos y los bendijo. Sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y fue llevado al cielo. |
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. | Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. |
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Mucha paz tienen los que aman tu Ley, y no hay para ellos tropiezo. | Los que aman tu ley disfrutan de gran bienestar, y nada los hace tropezar. |
Él es la propiciación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. | Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino por los de todo el mundo. |
¿Quién es sabio para que sepa esto, y prudente para que lo comprenda? Porque los caminos de Jehová son rectos, por ellos andarán los justos, mas los rebeldes caerán en ellos. | El que es sabio entiende estas cosas; el que es inteligente las comprende. Ciertamente son rectos los caminos del Señor: en ellos caminan los justos, mientras que allí tropiezan los rebeldes. |
Cuando aumentan los bienes, aumentan también quienes los consumen. ¿Qué beneficio, pues, tendrá su dueño, aparte de verlos con sus propios ojos? | Donde abundan los bienes, sobra quien se los gaste; ¿y qué saca de esto su dueño, aparte de contemplarlos? |
Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. | Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos. |
Porque nada de lo que hay en el mundo —los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida— proviene del Padre, sino del mundo. | Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo. |
El espíritu de Jehová, el Señor, está sobre mí, porque me ha ungido Jehová. Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel. | El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros. |
La vid está seca y pereció la higuera; también el granado, la palmera y el manzano: Todos los árboles del campo se secaron. Y así se extinguió el gozo de los hijos de los hombres. | La vid se marchitó; languideció la higuera; se marchitaron los granados, las palmeras, los manzanos, ¡todos los árboles del campo! ¡Y hasta la alegría de la gente acabó por marchitarse! |
Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. | Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. |
¿Acaso busco ahora la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. | ¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo. |
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. | Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece. |
De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él crean recibirán perdón de pecados por su nombre. | De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que cree en él recibe, por medio de su nombre, el perdón de los pecados. |
Panal de miel son los dichos suaves, suavidad para el alma y medicina para los huesos. | Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo. |
Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo. | El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo. |
Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra: los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. | El Señor les dio a conocer su pacto, los diez mandamientos, los cuales escribió en dos tablas de piedra y les ordenó que los pusieran en práctica. |
El rico se hace dueño de los pobres y el que toma prestado se hace siervo del que presta. | Los ricos son los amos de los pobres; los deudores son esclavos de sus acreedores. |
Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. | Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca. |
Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos. | Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. |
El Señor sabe librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio. | Todo esto demuestra que el Señor sabe librar de la prueba a los que viven como Dios quiere, y reservar a los impíos para castigarlos en el día del juicio. |
Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, dice Jehová de los ejércitos. | Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes —afirma el Señor Todopoderoso—. |
Bienaventurados los que lloran, porque recibirán consolación. | Dichosos los que lloran, porque serán consolados. |
Llevaréis esos flecos para que cuando los veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová. Así los pondréis por obra y no seguiréis los apetitos de vuestro corazón y de vuestros ojos, que han hecho que os prostituyáis. | Estos flecos les ayudarán a recordar que deben cumplir con todos los mandamientos del Señor, y que no deben prostituirse ni dejarse llevar por los impulsos de su corazón ni por los deseos de sus ojos. |
La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. | Me explico: El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios. |