En verdad, en verdad os digo: un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que lo envió. | De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. |
No tengo mayor gozo que este: oír que mis hijos andan en la verdad. | No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad. |
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Nadie tiene un amor mayor que este: que uno dé su vida por sus amigos. | Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. |
El segundo es este: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». No hay otro mandamiento mayor que estos. | Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. |
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. | Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. |
Hijos míos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo. | Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. |
Y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno. | Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos. |
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores que estas hará, porque yo voy al Padre. | De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. |
Pero si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo. | Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo. |
¿Qué Dios hay como tú, que perdona la iniquidad y pasa por alto la rebeldía del remanente de su heredad? No persistirá en su ira para siempre, porque se complace en la misericordia. | ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. |
Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe. | Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. |
Y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca. | Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. |