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Perseverar en jesus (2/4)

En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: —¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!Y en el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz, diciendo: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba.
Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.Jesús les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed.
Que el Dios que infunde aliento y perseverancia les conceda vivir juntos en armonía, conforme al ejemplo de Cristo Jesús.Y que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener el mismo sentir los unos para con los otros conforme a Cristo Jesús.
¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte?¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.
Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres y con los hermanos de Jesús y su madre María.Todos estos estaban unánimes, entregados de continuo a la oración junto con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con los hermanos de Él.
Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y echaron suertes, repartiéndose entre sí sus vestidos.
Que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.Que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo.
Voy a estar con ustedes un poco más de tiempo —afirmó Jesús—, y luego volveré al que me envió.Entonces Jesús dijo: Por un poco más de tiempo estoy con vosotros; después voy al que me envió.
Un día en que todos acudían a Juan para que los bautizara, Jesús fue bautizado también. Y mientras oraba, se abrió el cielo, y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma de paloma. Entonces se oyó una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo».Y aconteció que cuando todo el pueblo era bautizado, Jesús también fue bautizado: y mientras Él oraba, el cielo se abrió, y el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma corporal, como una paloma, y vino una voz del cielo, que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido.
El que da testimonio de estas cosas, dice: «Sí, vengo pronto». Amén. ¡Ven, Señor Jesús!Él que testifica de estas cosas dice: Sí, vengo pronto. Amén. Ven, Señor Jesús.
Encima de su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena: «Este es Jesús, el Rey de los judíos».Y pusieron sobre su cabeza la acusación contra Él, que decía: ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.
Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el Padre.
Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado —respondió Jesús—.Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado.
Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen.Jesús le dijo: ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron.
Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados.
Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, mas para Dios todo es posible.Pero Jesús, mirándolos, les dijo: Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible.
¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.Jesús entonces les dijo otra vez: Paz a vosotros; como el Padre me ha enviado, así también yo os envío.
Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.Estad siempre gozosos; orad sin cesar; dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús.
Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo.Pues todos sois hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús. Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido.
De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.
Al probar Jesús el vinagre, dijo: —Todo se ha cumplido. Luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu.Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: ¡Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Y, si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a vuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en vosotros.

Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
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Versículo de la Biblia del día

Pues tu amor es tan grande que llega a los cielos;
¡tu verdad llega hasta el firmamento!

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Versículo de la Biblia al Azar

¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya!
¡Alabado sea el Señor!
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