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Tú eres mi Dios (3/4)

  • Mi carne y mi corazón desfallecen;
    Mas la roca de mi corazón
    y mi porción es Dios para siempre.
  • Ten piedad de mí, oh Dios,
    conforme a tu misericordia;
    Conforme a la multitud de tus piedades
    borra mis rebeliones.
    Lávame más y más de mi maldad,
    Y límpiame de mi pecado.
  • Porque yo Jehová soy tu Dios,
    quien te sostiene de tu mano derecha,
    y te dice: No temas, yo te ayudo.
  • Oh Jehová, oye mi oración,
    escucha mis ruegos;
    Respóndeme por tu verdad,
    por tu justicia.
  • En Dios solamente está acallada mi alma;
    De él viene mi salvación.
  • ¿A dónde me iré de tu Espíritu?
    ¿Y a dónde huiré de tu presencia?
    Si subiere a los cielos, allí estás tú;
    Y si en el Seol hiciere mi estrado,
    he aquí, allí tú estás.
  • Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano;
    No te olvides de los pobres.
  • Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios.
  • Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga.
  • Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;
    Sobre toda la tierra sea tu gloria.
  • Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
    Sálvame por tu misericordia.
  • Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?
  • Porque tú nos probaste, oh Dios;
    Nos ensayaste como se afina la plata.
  • Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
    Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
  • Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.
  • Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación,
    por la gloria de tu nombre;
    Y líbranos, y perdona nuestros pecados
    por amor de tu nombre.
  • Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
    Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
  • Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios,
    Y sobre toda la tierra sea enaltecida tu gloria.
  • Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones.
  • Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
  • Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová.
  • Lámpara es a mis pies tu palabra,
    Y lumbrera a mi camino.
  • Alma mía, en Dios solamente reposa,
    Porque de él es mi esperanza.
  • Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.
    Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
    Has entendido desde lejos mis pensamientos.
  • Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo? Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.

Me diste asimismo el escudo de tu salvación;
Tu diestra me sustentó,
Y tu benignidad me ha engrandecido.
Ensanchaste mis pasos debajo de mí,
Y mis pies no han resbalado.
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Versículo de la Biblia del día

Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.

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Versículo de la Biblia al Azar

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.Siguiente versículo!Con imagen

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