Guardaréis mis días de reposo, y tendréis en reverencia mi santuario; yo soy el Señor. | Observen mis sábados y muestren reverencia por mi santuario. Yo soy el Señor. |
Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy. | Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. |
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No obstante, por razón de las inmoralidades, que cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. | Pero, en vista de tanta inmoralidad, cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo. |
Codiciáis y no tenéis, por eso cometéis homicidio. Sois envidiosos y no podéis obtener, por eso combatís y hacéis guerra. No tenéis, porque no pedís. | Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden obtener lo que quieren. Riñen y se hacen la guerra. No tienen, porque no piden. |
Y este mandamiento tenemos de Él: que el que ama a Dios, ame también a su hermano. | Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano. |
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén. | Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno. |
El Señor, entonces, sabe rescatar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos bajo castigo para el día del juicio. | Todo esto demuestra que el Señor sabe librar de la prueba a los que viven como Dios quiere, y reservar a los impíos para castigarlos en el día del juicio. |
Yo dije al Señor: Tú eres mi Señor; ningún bien tengo fuera de ti. | Yo le he dicho al Señor: «Mi Señor eres tú. Fuera de ti, no poseo bien alguno». |
No tengo mayor gozo que este: oír que mis hijos andan en la verdad. | Nada me produce más alegría que oír que mis hijos practican la verdad. |
Pues el Señor tu Dios te bendecirá como te ha prometido, y tú prestarás a muchas naciones, pero tú no tomarás prestado; y tendrás dominio sobre muchas naciones, pero ellas no tendrán dominio sobre ti. | El Señor tu Dios te bendecirá, como lo ha prometido, y tú podrás darles prestado a muchas naciones, pero no tendrás que pedir prestado de ninguna. Dominarás a muchas naciones, pero ninguna te dominará a ti. |
Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe. | Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe. |
¿Y quién os podrá hacer daño si demostráis tener celo por lo bueno? | Y a ustedes, ¿quién les va a hacer daño si se esfuerzan por hacer el bien? |
Pues tendré misericordia de sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados. | Yo les perdonaré sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados. |
Si decimos que tenemos comunión con Él, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. | Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. |
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros. | De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros. |
En Él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia. | En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia. |
Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud. | Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente. |
Espero en el Señor; en Él espera mi alma, y en su palabra tengo mi esperanza. | Espero al Señor, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza. |
Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. | En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. |
Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho. | Y, si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido. |
Y esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. | Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. |
Y ahora, hijos, permaneced en Él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza y no nos apartemos de Él avergonzados en su venida. | Y ahora, queridos hijos, permanezcamos en él para que, cuando se manifieste, podamos presentarnos ante él confiadamente, seguros de no ser avergonzados en su venida. |
¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti? Y fuera de ti, nada deseo en la tierra. | ¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. |
Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. | Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción. |
Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia. | Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley, sino bajo la gracia. |