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Yo no lo conocía; pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Sobre quien veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo.”Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu desciende y permanece es el que bautiza con el Espíritu Santo”.
El ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz.
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.
Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo —ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres—, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
Tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
El que anda con chismes revela el secreto; el de espíritu fiel lo guarda íntegro.La gente chismosa revela los secretos; la gente confiable es discreta.
El corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu triste seca los huesos.Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos.
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
Porque ¿quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios.
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor.Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu.
Como ciudad destruida y sin murallas es el hombre que no pone freno a su espíritu.Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse.
¿Acaso no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios está en vosotros?¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?
Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: —¡Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.Al probar Jesús el vinagre, dijo: —Todo se ha cumplido. Luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu.
En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.¿Cómo sabemos que permanecemos en él, y que él permanece en nosotros? Porque nos ha dado de su Espíritu.
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días, pasados los cuales tuvo hambre.Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto. Allí estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. No comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre.
Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús está en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que está en vosotros.Y, si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.
La lengua apacible es árbol de vida, pero la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.La lengua que brinda alivio es árbol de vida; la lengua insidiosa deprime el espíritu.
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno sin obstáculos.
Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablaran.Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
La soberbia del hombre le acarrea humillación, pero al humilde de espíritu lo sustenta la honra.El altivo será humillado, pero el humilde será enaltecido.
Cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos, como también sobre nosotros al principio.Cuando comencé a hablarles, el Espíritu Santo descendió sobre ellos tal como al principio descendió sobre nosotros.
Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención.
Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación.Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza.
Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.

Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: —Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Habiendo dicho esto, expiró.Entonces Jesús exclamó con fuerza: —¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al decir esto, expiró.
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Versículo de la Biblia del día

La hierba se seca y se marchita la flor,
mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.

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Versículo de la Biblia al Azar

Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón,
porque de él mana la vida.
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