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Tambi��n (2/4)

Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo tiene también al Padre.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial.Por tanto, si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial.
Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que no pensáis.
Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.Así como me envió el Padre viviente y yo vivo por el Padre, también el que me come vivirá por mí.
Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio.Cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos, como también sobre nosotros al principio.
Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.
Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.Pues por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
También esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría.¡También esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer su sabiduría!
Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo.Pues por esto pagáis también los tributos, porque las autoridades están al servicio de Dios, dedicadas continuamente a este oficio.
Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.Él es la propiciación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él.A vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él.
Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.Si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma.También en el camino de tus juicios, Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma.
Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.El que ama el dinero no se saciará de dinero; y el que ama la riqueza no sacará fruto. También esto es vanidad.
Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.Nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que lo obedecen.
Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.
Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.Si alguno me sirve, sígame; y donde yo esté, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará.
Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.Para esto fuisteis llamados, porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas.
Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos?Cuando aumentan los bienes, aumentan también quienes los consumen. ¿Qué beneficio, pues, tendrá su dueño, aparte de verlos con sus propios ojos?
Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.Y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.

Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.Por eso puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
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Versículo de la Biblia del día

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados.

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Versículo de la Biblia al Azar

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.Siguiente versículo!Con imagen

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