Fiel es el que os llama, el cual también lo hará. | Fiel es el que os llama, el cual también lo hará. |
Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. | Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. |
|
Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. | Así también la fe, si no tiene obras, está completamente muerta. |
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. | No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. |
Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. | Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. |
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. | Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. |
Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. | Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. |
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. | Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. |
Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él. | Palabra fiel es ésta: Si somos muertos con él, también viviremos con él. |
Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. | Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. |
Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. | Amados, si Dios así nos ha amado, también debemos amarnos unos a otros. |
El que aparta su oído para no oír la ley, Su oración también es abominable. | Incluso la oración le es abominable al que aparta su oído para no escuchar la Ley. |
El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado. | El alma generosa será prosperada: el que sacie a otros será también saciado. |
Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, También a mí se me alegrará el corazón. | Hijo mío, si tu corazón es sabio, también a mí se me alegrará el corazón. |
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. | Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. |
Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. | Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. |
Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano. | Y nosotros tenemos este mandamiento de él: «El que ama a Dios, ame también a su hermano.» |
Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. | Si me conocierais, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. |
Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. | Todo aquel que comete pecado, infringe también la Ley, pues el pecado es infracción de la Ley. |
Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución. | Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución. |
Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios. | Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios. |
Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; Mas con los humildes está la sabiduría. | Cuando llega la soberbia, llega también la deshonra; pero con los humildes está la sabiduría. |
Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. | Entonces Jesús les dijo otra vez: —¡Paz a vosotros! Como me envió el Padre, así también yo os envío. |
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. | No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará. |
Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación. | Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación. |