Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad. | Hijos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. |
A los justos los guía su integridad; a los falsos los destruye su hipocresía. | La integridad de los rectos los guiará, mas la perversidad de los pérfidos los destruirá. |
|
Practicar la justicia y el derecho lo prefiere el Señor a los sacrificios. | El hacer justicia y derecho es más deseado por el Señor que el sacrificio. |
Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. | Si decimos que tenemos comunión con Él, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. |
Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios. | Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios. |
Paguen a cada uno lo que le corresponda: si deben impuestos, paguen los impuestos; si deben contribuciones, paguen las contribuciones; al que deban respeto, muéstrenle respeto; al que deban honor, ríndanle honor. | Pagad a todos lo que debáis: al que impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que honor, honor. |
Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad. | Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad. |
El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los buenos amigos. | El hombre perverso provoca contiendas, y el chismoso separa a los mejores amigos. |
Más vale tener poco con justicia que ganar mucho con injusticia. | Mejor es poco con justicia, que gran ganancia con injusticia. |
Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia; no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados. | Confía callado en el Señor y espérale con paciencia; no te irrites a causa del que prospera en su camino, por el hombre que lleva a cabo sus intrigas. |
En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera. | Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía. |
No niegues un favor a quien te lo pida si en tu mano está el otorgarlo. | No niegues el bien a quien se le debe, cuando esté en tu mano el hacerlo. |
El Señor aborrece a los de labios mentirosos, pero se complace en los que actúan con lealtad. | Los labios mentirosos son abominación al Señor, pero los que obran fielmente son su deleite. |
Las riquezas mal habidas no sirven de nada, pero la justicia libra de la muerte. | Tesoros mal adquiridos no aprovechan, mas la justicia libra de la muerte. |
Sobre todo, hermanos míos, no juren ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Que su «sí» sea «sí», y su «no», «no», para que no sean condenados. | Y sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni con ningún otro juramento; antes bien, sea vuestro sí, sí, y vuestro no, no, para que no caigáis bajo juicio. |
Bien le va al que presta con generosidad, y maneja sus negocios con justicia. | Bien le va al hombre que se apiada y presta; arreglará sus asuntos con juicio. |
Nadie enciende una lámpara para después cubrirla con una vasija o ponerla debajo de la cama, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. | Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de una cama, sino que la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz. |
Pon la mirada en lo que tienes delante; fija la vista en lo que está frente a ti. | Miren tus ojos hacia adelante, y que tu mirada se fíje en lo que está frente a ti. |
Entonces comprenderás la justicia y el derecho, la equidad y todo buen camino. | Entonces discernirás justicia y juicio, equidad y todo buen sendero. |
No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. | Y nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse. |
Por eso mismo pagan ustedes impuestos, pues las autoridades están al servicio de Dios, dedicadas precisamente a gobernar. | Pues por esto también pagáis impuestos, porque los gobernantes son servidores de Dios, dedicados precisamente a esto. |
Ananías —le reclamó Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno? ¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No has mentido a los hombres, sino a Dios! | Mas Pedro dijo: Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del terreno? Mientras estaba sin venderse, ¿no te pertenecía? Y después de vendida, ¿no estaba bajo tu poder? ¿Por qué concebiste este asunto en tu corazón? No has mentido a los hombres sino a Dios. |
Por eso, teman al Señor y tengan cuidado con lo que hacen, porque el Señor nuestro Dios no admite la injusticia ni la parcialidad ni el soborno. | Ahora pues, que el temor del Señor esté sobre vosotros; tened cuidado en lo que hacéis, porque con el Señor nuestro Dios no hay injusticia ni acepción de personas ni soborno. |