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Jesús (3/8)

En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
Si ustedes realmente me conocieran, conocerían también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y lo han visto.Si me conocierais, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.
Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo.Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo.
Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.
Les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura.»Y les dijo: —Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos.Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para quien nosotros existimos; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual han sido creadas todas las cosas y por quien nosotros también existimos.
Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.Porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.
Por tanto, acéptense mutuamente, así como Cristo los aceptó a ustedes para gloria de Dios.Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios.
¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto.Pues ya sabéis que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir (la cual recibisteis de vuestros padres) no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.
No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes.No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros.
Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Jesucristo es “la piedra que desecharon ustedes los constructores, y que ha llegado a ser la piedra angular”.Este Jesús es la piedra rechazada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy.Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque lo soy.
Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!»Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió y se oyó una voz desde la nube, que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.»
Así que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús.Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.
Voy a estar con ustedes un poco más de tiempo —afirmó Jesús—, y luego volveré al que me envió.Y Jesús dijo: —Todavía estaré con vosotros algún tiempo, y luego iré al que me envió.
Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá.Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho.
Sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna.Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios y la vida eterna.
Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.
Yo les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo mismo esté en ellos.Les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado esté en ellos y yo en ellos.
¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho.¡Vengo pronto!, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.
A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados.Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
Y, si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús está en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que está en vosotros.

En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo.Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.
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¿Crees que no puedo acudir a mi Padre, y al instante pondría a mi disposición más de doce batallones de ángeles?

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Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.Siguiente versículo!Con imagen

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