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Jesús (6/8)

Pero el servicio sacerdotal que Jesús ha recibido es superior al de ellos, así como el pacto del cual es mediador es superior al antiguo, puesto que se basa en mejores promesas.Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.
Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos. —Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga.Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: —Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí vivirá por mí.Así como me envió el Padre viviente y yo vivo por el Padre, también el que me come vivirá por mí.
Encima de su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena: «Este es Jesús, el Rey de los judíos».Pusieron sobre su cabeza su causa escrita: «Éste es Jesús, el rey de los judíos.»
No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.Entonces el ángel le dijo: —María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
Así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.Como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.
En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: —¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: —Si alguien tiene sed, venga a mí y beba.
Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva.Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
A estos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria.A ellos, Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, esperanza de gloria.
Más bien, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa.Al contrario, vestíos del Señor Jesucristo y no satisfagáis los deseos de la carne.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir: «¡Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado!»
Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención, el perdón de pecados.Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús.Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
No hay duda de que es grande el misterio de nuestra fe: Él se manifestó como hombre; fue vindicado por el Espíritu, visto por los ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido en la gloria.Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de este crucificado.Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.
Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel.Por tanto, el Señor mismo os dará señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel.
No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento.No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a cumplir.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con nosotros»).Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del profeta: «Una virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Emanuel» (que significa: «Dios con nosotros»).
Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho.Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho.
Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular.Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.
No se asusten —les dijo—. Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron.Pero él les dijo: —No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde lo pusieron.
A cualquiera que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará, pero el que hable contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero.Cualquiera que diga alguna palabra contra el Hijo del hombre, será perdonado; pero el que hable contra el Espíritu Santo, no será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.
Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él testificará acerca de mí.Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
Si esto es así, ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien por medio del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente!¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

No está aquí; ¡ha resucitado! Recuerden lo que les dijo cuando todavía estaba con ustedes en Galilea: “El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, pero al tercer día resucitará”.No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló cuando aún estaba en Galilea, diciendo: “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado y resucite al tercer día.”
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Versículo de la Biblia del día

¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el pecado para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?

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Versículo de la Biblia al Azar

Así nos lo ha mandado el Señor:
“Te he puesto por luz para las naciones,
a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra“.
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