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Adoración (3/3)

Y aquel día dirás: Dad gracias al Señor, invocad su nombre, haced conocer entre los pueblos sus obras, haced recordar que su nombre es enaltecido.En aquel día se dirá: «Alaben al Señor, invoquen su nombre; den a conocer entre los pueblos sus obras; proclamen la grandeza de su nombre.»
Con rectitud de corazón te daré gracias, al aprender tus justos juicios.Te alabaré con integridad de corazón, cuando aprenda tus justos juicios.
Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo.
Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén.
En ti me alegraré y me regocijaré; cantaré alabanzas a tu nombre, oh Altísimo.Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo.
Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos.No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.
A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Y las multitudes que iban delante de Él, y las que iban detrás, gritaban, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás gritaba: —¡Hosanna al Hijo de David! —¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! —¡Hosanna en las alturas!
Porque: Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.Porque «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo».
Por tanto, aceptaos los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó para gloria de Dios.Por tanto, acéptense mutuamente, así como Cristo los aceptó a ustedes para gloria de Dios.
Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.
El Señor me librará de toda obra mala y me traerá a salvo a su reino celestial. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.El Señor me librará de todo mal y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; su alabanza permanece para siempre.El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos. ¡Su alabanza permanece para siempre!
Al Señor cantaré mientras yo viva; cantaré alabanzas a mi Dios mientras yo exista.Cantaré al Señor toda mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras tenga aliento.
A ti, Dios de mis padres, doy yo gracias y alabo, porque me has dado sabiduría y poder, y ahora me has revelado lo que te habíamos pedido, pues el asunto del rey nos has dado a conocer.A ti, Dios de mis padres, te alabo y te doy gracias. Me has dado sabiduría y poder, me has dado a conocer lo que te pedimos, ¡me has dado a conocer el sueño del rey!
Entonces Job se levantó, rasgó su manto, se rasuró la cabeza, y postrándose en tierra, adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. El Señor dio y el Señor quitó; bendito sea el nombre del Señor.Al llegar a este punto, Job se levantó, se rasgó las vestiduras, se rasuró la cabeza, y luego se dejó caer al suelo en actitud de adoración. Entonces dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo he de partir. El Señor ha dado; el Señor ha quitado. ¡Bendito sea el nombre del Señor
Cantad alabanzas al Señor, porque ha hecho cosas maravillosas; sea conocido esto por toda la tierra.Canten salmos al Señor, porque ha hecho maravillas; que esto se dé a conocer en toda la tierra.
Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace.Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad.
Y los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho.Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído, pues todo sucedió tal como se les había dicho.
Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea tu gloria.Pero tú, oh Dios, estás sobre los cielos, ¡tu gloria cubre toda la tierra!
Ayúdanos oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre.Oh Dios y Salvador nuestro, por la gloria de tu nombre, ayúdanos; por tu nombre, líbranos y perdona nuestros pecados.
Mientras ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado.Mientras ayunaban y participaban en el culto al Señor, el Espíritu Santo dijo: «Apártenme ahora a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado».
Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, he aquí, unos magos del oriente llegaron a Jerusalén, diciendo: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarle.Después de que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente. —¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo.
Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos; sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad.En cuanto a las mujeres, quiero que ellas se vistan decorosamente, con modestia y recato, sin peinados ostentosos, ni oro, ni perlas ni vestidos costosos. Que se adornen más bien con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan servir a Dios.

Versículo de la Biblia del día

Señor, todo mi anhelo está delante de ti,
y mi suspiro no te es oculto.

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