¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él. | Si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. |
Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino. | Jesús le dijo: —Vete, tu fe te ha salvado. Al instante recobró la vista, y seguía a Jesús por el camino. |
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¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús. | Jesús le dijo: —¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? |
La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús. | Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. |
Mi enseñanza no es mía —replicó Jesús—, sino del que me envió. | Jesús les respondió y dijo: —Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. |
Así que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús. | Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. |
Al oír esto, Jesús le dijo a Jairo: —No tengas miedo; cree nada más, y ella será sanada. | Oyéndolo Jesús, le respondió: —No temas; cree solamente y será salva. |
¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? | ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? |
Esta es la obra de Dios: que crean en aquel a quien él envió —les respondió Jesús. | Respondió Jesús y les dijo: —Ésta es la obra de Dios, que creáis en aquel que él ha enviado. |
Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. | Jesús le dijo: —Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. |
Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. | Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios. |
Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús. | Jesús decía: —Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. |
Voy a estar con ustedes un poco más de tiempo —afirmó Jesús—, y luego volveré al que me envió. | Y Jesús dijo: —Todavía estaré con vosotros algún tiempo, y luego iré al que me envió. |
El que da testimonio de estas cosas, dice: «Sí, vengo pronto». Amén. ¡Ven, Señor Jesús! | El que da testimonio de estas cosas dice: «Ciertamente vengo en breve.» ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús! |
Encima de su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena: «Este es Jesús, el Rey de los judíos». | Pusieron sobre su cabeza su causa escrita: «Éste es Jesús, el rey de los judíos.» |
Así mismo serán perseguidos todos los que quieran llevar una vida piadosa en Cristo Jesús. | Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución. |
Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado —respondió Jesús—. | Jesús les respondió: —De cierto, de cierto os digo que todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado. |
Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen. | Jesús le dijo: —Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron. |
Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. | Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. |
Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, mas para Dios todo es posible. | Mirándolos Jesús, les dijo: —Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible. |
¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes. | Entonces Jesús les dijo otra vez: —¡Paz a vosotros! Como me envió el Padre, así también yo os envío. |
Sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. | Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. |
Al probar Jesús el vinagre, dijo: —Todo se ha cumplido. Luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu. | Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: —¡Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu. |
De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús. | Le respondió Jesús: —De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. |
Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca». | Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir: «¡Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado!» |