Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza. | Engañosa es la gracia y vana la hermosura, pero la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada. |
El que ama la disciplina ama el conocimiento, pero el que la aborrece es un necio. | El que ama la instrucción ama la sabiduría; el que aborrece la reprensión es un ignorante. |
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Pero ahora, sin la mediación de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la ley y los profetas. Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción. | Pero ahora, aparte de la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la Ley y por los Profetas: la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él, porque no hay diferencia. |
No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad? | No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión, la luz con las tinieblas? |
El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. | Porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley. |
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Tuyo es todo cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo también es el reino, y tú estás por encima de todo. | Tuya es, Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. |
Huye de las malas pasiones de la juventud, y esmérate en seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor con un corazón limpio. | Huye también de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. |
El temor del Señor imparte sabiduría; la humildad precede a la honra. | El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría, y a la honra precede la humildad. |
Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo. | Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. |
Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen. | Pero él dijo: —¡Antes bien, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la obedecen! |
La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios. | Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. |
Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes. | Si Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guarda la ciudad, en vano vela la guardia. |
La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte. | La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de lo cual no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. |
Que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga. | Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela. |
El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina. | El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. |
Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo. | Porque nada de lo que hay en el mundo —los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida— proviene del Padre, sino del mundo. |
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. | El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. |
Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. | Jesús le dijo: —Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. |
Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe. | Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y especialmente a los de la familia de la fe. |
Todo el que comete pecado quebranta la ley; de hecho, el pecado es transgresión de la ley. | Todo aquel que comete pecado, infringe también la Ley, pues el pecado es infracción de la Ley. |
Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor. | Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. |
Y oí a cuanta criatura hay en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra y en el mar, a todos en la creación, que cantaban: «¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!» | A todo lo creado que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, oí decir: «Al que está sentado en el trono y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.» |
En fin, el fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz. | Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz. |
Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración. | Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. |
Las riquezas mal habidas no sirven de nada, pero la justicia libra de la muerte. | Los tesoros de maldad no serán de provecho, mas la justicia libra de la muerte. |