Guarda tu lengua del mal y tus labios de hablar engaño. | Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. |
Los labios del necio provocan contienda; su boca, a los azotes llama. | Los labios del necio provocan contienda, y su boca llama a los golpes. |
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Mis labios se alegrarán cuando cante para ti; y mi alma, la cual redimiste. | Darán voces de júbilo mis labios, cuando te cante alabanzas, y mi alma, que tú has redimido. |
Aparta de ti la perversidad de la boca, aleja de ti la iniquidad de los labios. | Aparta de ti la boca perversa, y aleja de ti los labios falsos. |
El de labios mentirosos encubre el odio; el que propaga la calumnia es un necio. | Él que oculta el odio tiene labios mentirosos, y el que esparce calumnia es un necio. |
El que guarda su boca guarda su vida, pero el que mucho abre sus labios acaba en desastre. | Él que guarda su boca, preserva su vida; el que mucho abre sus labios, termina en ruina. |
Los labios del justo saben decir lo que agrada, mas la boca de los malvados habla perversidades. | Los labios del justo dan a conocer lo agradable, pero la boca de los impíos, lo perverso. |
Los labios mentirosos son abominables para Jehová, pero le complacen quienes actúan con verdad. | Los labios mentirosos son abominación al Señor, pero los que obran fielmente son su deleite. |
Las palabras del sabio están llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia ruina. | Llenas de gracia son las palabras de la boca del sabio, mientras que los labios del necio a él consumen. |
Nunca me separé del mandamiento de sus labios, sino que guardé las palabras de su boca más que mi comida. | Del mandamiento de sus labios no me he apartado, he atesorado las palabras de su boca más que mi comida. |
En las muchas palabras no falta pecado; el que refrena sus labios es prudente. | En las muchas palabras, la transgresión es inevitable, mas el que refrena sus labios es prudente. |
Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio; el que cierra sus labios es inteligente. | Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio, cuando cierra los labios, por prudente. |
Porque mejor es tu misericordia que la vida, mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos. | Porque tu misericordia es mejor que la vida, mis labios te alabarán. Así te bendeciré mientras viva, en tu nombre alzaré mis manos. |
El de corazón sabio recibe los mandamientos, mas el de labios necios va a su ruina. | El sabio de corazón aceptará mandatos, mas el necio charlatán será derribado. |
Llevad con vosotros palabras de súplica, volved a Jehová y decidle: «Quita toda iniquidad, acepta lo bueno, te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios.» | Tomad con vosotros palabras, y volveos al Señor. Decidle: Quita toda iniquidad, y acéptanos bondadosamente, para que podamos presentar el fruto de nuestros labios. |
Porque: «El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal y sus labios no hablen engaño; apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala.» | Pues El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño. Apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala. |
¡Libra mi alma, Jehová, del labio mentiroso y de la lengua fraudulenta! | Libra mi alma, Señor, de labios mentirosos, y de lengua engañosa. |
Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca. | Bendeciré al Señor en todo tiempo; continuamente estará su alabanza en mi boca. |
Toda labor da su fruto; mas las vanas palabras empobrecen. | En todo trabajo hay ganancia, pero el vano hablar conduce solo a la pobreza. |
Porque Jehová da la sabiduría y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia. | Porque el Señor da sabiduría, de su boca vienen el conocimiento y la inteligencia. |
Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. | Hijos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. |
Si no conviene al necio el lenguaje elocuente, ¡cuánto menos al príncipe el labio mentiroso! | No convienen al necio las palabras elocuentes; mucho menos al príncipe los labios mentirosos. |