No juzguéis, para que no seáis juzgados. | No juzguéis, para que no seáis juzgados. |
No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. | No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. |
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El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor. | El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor. |
El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. | El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. |
El que come de todo no menosprecie al que no come, y el que no come no juzgue al que come, porque Dios lo ha recibido. | El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. |
Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. | Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. |
No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo. | No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. |
Porque: «No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás», y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» | Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. |
Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. | Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. |
Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia y nada podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. | Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. |
Porque nada hay encubierto que no haya de descubrirse, ni oculto que no haya de saberse. | Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. |
Sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo ni por la tierra ni por ningún otro juramento; sino que vuestro «sí» sea sí, y vuestro «no» sea no, para que no caigáis en condenación. | Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación. |
No hay santo como Jehová; porque no hay nadie fuera de ti ni refugio como el Dios nuestro. | No hay santo como Jehová; Porque no hay ninguno fuera de ti, Y no hay refugio como el Dios nuestro. |
No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. | No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. |
No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada. | No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. |
Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. ¿Acaso dice y no hace? ¿Acaso promete y no cumple? | Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? |
El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. | El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. |
El que en él cree no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. | El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. |
Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. | Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. |
Pero sea vuestro hablar: “Sí, sí” o “No, no” porque lo que es más de esto, de mal procede. | Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede. |
Porque por fe andamos, no por vista. | Porque por fe andamos, no por vista. |
Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. | Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. |
¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. | ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. |
El pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia. | Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. |
Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. | Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. |