Versículos de la Biblia sobre 'Orar'
- Y al orar no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
- ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?
- Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
- Entonces me invocaréis. Vendréis y oraréis a mí, y yo os escucharé.
- Cuando terminaron de orar, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban con valentía la palabra de Dios.
- Vosotros, pues, oraréis así:
“Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga tu Reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” - El fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios y velad en oración.
- Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.
- Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público.
- De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
- Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.
- Si se humilla mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oran, y buscan mi rostro, y se convierten de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.
- Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa de Jehová moraré por largos días. - El que habita al abrigo del Altísimo
morará bajo la sombra del Omnipotente.
Diré yo a Jehová: «Esperanza mía y castillo mío;
mi Dios, en quien confiaré.» - Cuando Jesús nació, en Belén de Judea, en días del rey Herodes, llegaron del oriente a Jerusalén unos sabios, preguntando: —¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?, pues su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarlo.
- Y oí una gran voz del cielo, que decía: «El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron.»
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