Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. | Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. |
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno sin obstáculos. | Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. |
No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino. | No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el Reino. |
Me deleito mucho en el Señor; me regocijo en mi Dios. Porque él me vistió con ropas de salvación y me cubrió con el manto de la justicia. Soy semejante a un novio que luce su diadema, o una novia adornada con sus joyas. | En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios, porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió y como a novia adornada con sus joyas. |
Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones. Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido. | No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, no te canses de que él te corrija, porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere. |
Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón. | Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. |
Cuídame, oh Dios, porque en ti busco refugio. | Guárdame, Dios, porque en ti he confiado. |
Nosotros amamos porque él nos amó primero. | Nosotros lo amamos a él porque él nos amó primero. |
Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos —afirma el Señor—. | «Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos ni vuestros caminos mis caminos», dice Jehová. |
Pero ahora, sin la mediación de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la ley y los profetas. Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción. | Pero ahora, aparte de la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la Ley y por los Profetas: la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él, porque no hay diferencia. |
No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. | No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. |
Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley, sino bajo la gracia. | El pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia. |
Porque a ustedes se les ha concedido no solo creer en Cristo, sino también sufrir por él. | A vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él. |
Cuando hagas un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple tus votos. | Cuando a Dios hagas promesa, no tardes en cumplirla, porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. |
Porque yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré”. | Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha y te dice: “No temas, yo te ayudo.” |
Porque, si uno lo hace de buena voluntad, lo que da es bien recibido según lo que tiene, y no según lo que no tiene. | Porque si primero está la voluntad dispuesta, será aceptado según lo que uno tiene, no según lo que no tiene. |
Suéltame, porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes”. | Jesús le dijo: —¡Suéltame!, porque aún no he subido a mi Padre; pero ve a mis hermanos y diles: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.” |
Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca. | Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. |
Sin embargo, es tal tu compasión que no los destruiste ni abandonaste, porque eres Dios clemente y compasivo. | Mas por tus muchas misericordias no los consumiste ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y misericordioso. |
¿Qué concluiremos? ¿Que la ley es pecado? ¡De ninguna manera! Sin embargo, si no fuera por la ley, no me habría dado cuenta de lo que es el pecado. Por ejemplo, nunca habría sabido yo lo que es codiciar si la ley no hubiera dicho: «No codicies». | ¿Qué, pues, diremos? ¿La Ley es pecado? ¡De ninguna manera! Pero yo no conocí el pecado sino por la Ley; y tampoco conocería la codicia, si la Ley no dijera: «No codiciarás». |
Dichosos los que lloran, porque serán consolados. | Bienaventurados los que lloran, porque recibirán consolación. |
¡Alaben al Señor porque él es bueno, y su gran amor perdura para siempre! | Aclamad a Jehová, porque él es bueno; porque su misericordia es eterna. |
Viviré con toda libertad, porque he buscado tus preceptos. | Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos. |
Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! | Tú formaste mis entrañas; me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré, porque formidables y maravillosas son tus obras; estoy maravillado y mi alma lo sabe muy bien. |
Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean. | Me diste asimismo el escudo de tu salvación; tu diestra me sustentó y tu benignidad me ha engrandecido. Ensanchaste mis pasos debajo de mí y mis pies no han resbalado. |