Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo de nuevo el mundo y vuelvo al Padre. | Salí del Padre y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo y regreso al Padre. |
Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que reconoce al Hijo tiene también al Padre. | Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo tiene también al Padre. |
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Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí vivirá por mí. | Así como me envió el Padre viviente y yo vivo por el Padre, también el que me come vivirá por mí. |
Suéltame, porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes”. | Jesús le dijo: —¡Suéltame!, porque aún no he subido a mi Padre; pero ve a mis hermanos y diles: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.” |
Sean compasivos, así como su Padre es compasivo. | Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. |
Señor —dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta. | Felipe le dijo: —Señor, muéstranos el Padre y nos basta. |
Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar. El Padre y yo somos uno. | Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las dio, mayor que todos es, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. El Padre y yo uno somos. |
Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él testificará acerca de mí. | Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. |
Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto. | Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. |
Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz. | Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. |
A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. | Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén. |
Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. | Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público. |
Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. | Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. |
Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. | Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. |
El hijo sabio es la alegría de su padre; el hijo necio es el pesar de su madre. | El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es la tristeza de su madre. |
No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino. | No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el Reino. |
Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos. | Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que lo temen. |
Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre. | Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. |
Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. | Jesús le dijo: —Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. |
El necio desdeña la corrección de su padre; el que la acepta demuestra prudencia. | El necio menosprecia el consejo de su padre; el prudente acepta la corrección. |
Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. | Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. |
Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos. | En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos. |
Pero, si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas. | Pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. |
El padre del justo experimenta gran regocijo; quien tiene un hijo sabio se solaza en él. | Mucho se alegrará el padre del justo, y el que engendra a un sabio se gozará con él. |
¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes. | Entonces Jesús les dijo otra vez: —¡Paz a vosotros! Como me envió el Padre, así también yo os envío. |