No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. | No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. |
Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. | Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta. |
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Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. | Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. |
Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él. | Este mensaje es digno de crédito: Si morimos con él, también viviremos con él. |
Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, También a mí se me alegrará el corazón. | Hijo mío, si tu corazón es sabio, también mi corazón se regocijará. |
Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. | ¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan. |
Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. | Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. |
Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano. | Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano. |
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. | Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. |
Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. | Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir. |
Fiel es el que os llama, el cual también lo hará. | El que los llama es fiel, y así lo hará. |
Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. | Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu. |
Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. | Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará. |
Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. | Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que reconoce al Hijo tiene también al Padre. |
Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. | Si ustedes realmente me conocieran, conocerían también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y lo han visto. |
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial. | Porque, si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. |
Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. | Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí vivirá por mí. |
Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación. | Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza. |
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. | La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús. |
Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. | Por eso también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen. |
También esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría. | También esto viene del Señor Todopoderoso, admirable por su consejo y magnífico por su sabiduría. |
Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él. | Porque a ustedes se les ha concedido no solo creer en Cristo, sino también sufrir por él. |
Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido. | En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo. |
El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado. | El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado. |
Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. | De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. |