Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno. | Ahora bien, no hace falta mediador si hay una sola parte, y sin embargo Dios es uno solo. |
El cual pagará a cada uno conforme a sus obras. | Porque Dios «pagará a cada uno según lo que merezcan sus obras». |
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Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por su trabajo. | Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. |
Ninguno puede servir a dos señores, porque odiará al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. | Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas. |
Uno hace diferencia entre día y día, mientras que otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido de lo que piensa. | Hay quien considera que un día tiene más importancia que otro, pero hay quien considera iguales todos los días. Cada uno debe estar firme en sus propias opiniones. |
Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. | Cada uno debe agradar al prójimo para su bien, con el fin de edificarlo. |
Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos. | Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. |
Y tuya, Señor, es la misericordia, pues tú pagas a cada uno conforme a su obra. | Que tú, Señor, eres todo amor; que tú pagarás a cada uno según lo que merezcan sus obras. |
¡Vengo pronto!, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. | ¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho. |
Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. | ¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan. |
Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido. | En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo. |
Porque si caen, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del que está solo! Cuando caiga no habrá otro que lo levante. | Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! |
Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre. | Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría. |
A uno que prevalece contra otro, dos lo resisten, pues cordón de tres dobleces no se rompe pronto. | Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente! |
Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. | Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús. |
No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración. Luego volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. | No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y solo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio. |
Porque si primero está la voluntad dispuesta, será aceptado según lo que uno tiene, no según lo que no tiene. | Porque, si uno lo hace de buena voluntad, lo que da es bien recibido según lo que tiene, y no según lo que no tiene. |
Así como por la desobediencia de un hombre muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, muchos serán constituidos justos. | Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos. |
A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijera, a fin de que cada uno se convierta de su maldad. | Cuando Dios resucitó a su siervo, lo envió primero a ustedes para darles la bendición de que cada uno se convierta de sus maldades. |
Sin embargo, por causa de las fornicaciones tenga cada uno su propia mujer, y tenga cada una su propio marido. | Pero, en vista de tanta inmoralidad, cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo. |
Así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. | De hecho, aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros, y todos los miembros, no obstante ser muchos, forman un solo cuerpo. Así sucede con Cristo. |
Uno solo es el dador de la Ley, que puede salvar y condenar; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro? | No hay más que un solo legislador y juez, aquel que puede salvar y destruir. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo? |
Pedro les dijo: —Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. | Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo. |
No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. | Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. |
Nada hagáis por rivalidad o por vanidad; antes bien, con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. | No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. |