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Vida (4/4)

  • Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
  • Entrad por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; pero angosta es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
  • Haced todo sin murmuraciones ni discusiones, para que seáis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como lumbreras en el mundo, asidos de la palabra de vida.
  • Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.
  • Luego dijo Jehová Dios: «El hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conocedor del bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, tome también del árbol de la vida, coma y viva para siempre.» Y lo sacó Jehová del huerto de Edén, para que labrara la tierra de la que fue tomado.
  • Respondió Jesús y dijo: —De cierto os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, aunque con persecuciones, y en el siglo venidero la vida eterna.
  • Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios. Los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida. Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. El mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados cada uno según sus obras.
  • Quita, pues, de tu corazón el enojo y aparta de tu carne el mal, porque la adolescencia y la juventud son vanidad.
  • ¿De qué le servirá al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? ¿O qué dará el hombre a cambio de su alma?
  • Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno, porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.
  • Porque ¿de qué le aprovechará al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma?
  • Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
  • Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
  • Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos,
    porque con ellos me has vivificado.
  • Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús está en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que está en vosotros.
  • Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.
    ¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?
  • «En tu mano están mis tiempos!»
    Líbrame de manos de mis enemigos
    y de mis perseguidores.
  • ¿Con qué limpiará el joven su camino?
    ¡Con guardar tu palabra!
  • Panal de miel son los dichos suaves,
    suavidad para el alma y medicina para los huesos.
  • Mis labios se alegrarán
    cuando cante para ti;
    y mi alma, la cual redimiste.
  • Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.
  • Los que amáis a Jehová, aborreced el mal;
    él guarda las almas de sus santos;
    de manos de los impíos los libra.
  • También en el camino de tus juicios,
    Jehová, te hemos esperado;
    tu nombre y tu memoria
    son el deseo de nuestra alma.
  • Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová, tu Dios, te da.
  • Amo a Jehová,
    pues ha oído mi voz y mis súplicas,
    porque ha inclinado a mí su oído;
    por tanto, lo invocaré en todos mis días.

Versículo de la Biblia del día

Señor, delante de ti están todos mis deseos
y mi suspiro no te es oculto.

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Versículo de la Biblia al Azar

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.Siguiente versículo!Con imagen

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