Porque yo libraba al pobre que clamaba, Y al huérfano que carecía de ayudador. La bendición del que se iba a perder venía sobre mí, Y al corazón de la viuda yo daba alegría. | Si el pobre recurría a mí, yo lo ponía a salvo, y también al huérfano si no tenía quien lo ayudara. Me bendecían los desahuciados; ¡por mí gritaba de alegría el corazón de las viudas! |