Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. | Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca. |
Examinemos nuestros caminos y escudriñémoslos, y volvamos al Señor. | Hagamos un examen de conciencia y volvamos al camino del Señor. |
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Por tanto, dejando las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe hacia Dios, de la enseñanza sobre lavamientos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. | Por eso, dejando a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez. No volvamos a poner los fundamentos, tales como el arrepentimiento de las obras que conducen a la muerte, la fe en Dios, la instrucción sobre bautismos, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno. |
Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «Dios, ten piedad de mí, pecador». | En cambio, el recaudador de impuestos, que se había quedado a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!” |
Y vio Dios sus acciones, que se habían apartado de su mal camino; entonces se arrepintió Dios del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo. | Al ver Dios lo que hicieron, es decir, que se habían convertido de su mal camino, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción que les había anunciado. |