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Versículos de la Biblia sobre la Dependencia

  • Porque yo soy el Señor tu Dios, que sostiene tu diestra,
    que te dice: «No temas, yo te ayudaré».
  • Confía en el Señor con todo tu corazón,
    y no te apoyes en tu propio entendimiento.
    Reconócele en todos tus caminos,
    y Él enderezará tus sendas.
  • La mente del hombre planea su camino,
    pero el Señor dirige sus pasos.
  • Mi carne y mi corazón pueden desfallecer,
    pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre.
  • Levantaré mis ojos a los montes;
    ¿de dónde vendrá mi socorro?
    Mi socorro viene del Señor,
    que hizo los cielos y la tierra.
  • Muchos son los planes en el corazón del hombre,
    mas el consejo del Señor permanecerá.
  • Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.
  • El da fuerzas al fatigado,
    y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor.
  • No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación.
  • Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas.
  • No permitirá que tu pie resbale;
    no se adormecerá el que te guarda.
  • El Señor es mi pastor,
    nada me faltará.
    En lugares de verdes pastos me hace descansar;
    junto a aguas de reposo me conduce.
  • Al Señor he puesto continuamente delante de mí;
    porque está a mi diestra, permaneceré firme.
  • Tened el mismo sentir unos con otros; no seáis altivos en vuestro pensar, sino condescendiendo con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
  • Si el Señor no edifica la casa,
    en vano trabajan los que la edifican;
    si el Señor no guarda la ciudad,
    en vano vela la guardia.
  • El Señor peleará por vosotros mientras vosotros os quedáis callados.
  • La bendición del Señor es la que enriquece,
    y Él no añade tristeza con ella.
  • Si digo: Mi pie ha resbalado,
    tu misericordia, oh Señor, me sostendrá.
  • En medio de mi angustia invoqué al Señor;
    el Señor me respondió y me puso en un lugar espacioso.
  • Alégrate en el día de la prosperidad,
    y en el día de la adversidad considera:
    Dios ha hecho tanto el uno como el otro
    para que el hombre no descubra nada que suceda después de él.
  • Pero ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que podamos ofrecer tan generosamente todo esto? Porque de ti proceden todas las cosas, y de lo recibido de tu mano te damos.
  • Protégeme, oh Dios, pues en ti me refugio.
  • Y los que están en la carne no pueden agradar a Dios.
  • Pues no por su espada tomaron posesión de la tierra,
    ni su brazo los salvó,
    sino tu diestra y tu brazo, y la luz de tu presencia,
    porque te complaciste en ellos.
  • Oh Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos;
    haz resplandecer tu rostro sobre nosotros y seremos salvos.

Bendito sea el Señor, que cada día lleva nuestra carga,
el Dios que es nuestra salvación. (Selah)
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