El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. | El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. |
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte a su debido tiempo. | Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte a su debido tiempo. |
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Tomad también el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios. | Tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. |
Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. | Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. |
Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él. | Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él. |
Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. | Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. |
Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios. | Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. |
Sanad a los enfermos que haya en ella, y decidles: «Se ha acercado a vosotros el reino de Dios». | Y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: “Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.” |
Por tanto, aceptaos los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó para gloria de Dios. | Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios. |
Y el mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. | Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. |
Revestíos con toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las insidias del diablo. | Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. |
El amor no hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley. | El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la Ley es el amor. |
Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, por el cual fuisteis sellados para el día de la redención. | Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. |
Y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio. | El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepentíos y creed en el evangelio! |
Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. | Si, pues, coméis o bebéis o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. |
Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. | Le respondió Jesús: —De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. |
Entonces, el Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue recibido en el cielo y se sentó a la diestra de Dios. | Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo y se sentó a la diestra de Dios. |
No hago nula la gracia de Dios, porque si la justicia viene por medio de la ley, entonces Cristo murió en vano. | No desecho la gracia de Dios, pues si por la Ley viniera la justicia, entonces en vano murió Cristo. |
Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. | Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro. |
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. | Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. |
Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. | Pues os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. |
Y para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y encuentre confortante reposo con vosotros. | Para que, si es la voluntad de Dios, llegue con gozo a vosotros y pueda descansar entre vosotros. |
Porque tú eres mi roca y mi fortaleza, y por amor de tu nombre me conducirás y me guiarás. | Tú eres mi roca y mi castillo; por tu nombre me guiarás y me encaminarás. |
Prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. | Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. |
Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él. | Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él. |