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Creo en ti (4/4)

Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón. Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama entre la gente.Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad: átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres.
Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno.Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
Tú, en cambio, predica lo que está de acuerdo con la sana doctrina.Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.
¡Vuelve, apóstata Israel! No te miraré con ira —afirma el Señor—. No te guardaré rencor para siempre, porque soy misericordioso —afirma el Señor—.Vuélvete, rebelde Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice Jehová; no guardaré para siempre el enojo.
Y ahora, Israel, ¿qué te pide el Señor tu Dios? Simplemente que le temas y andes en todos sus caminos, que lo ames y le sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma, y que cumplas los mandamientos y los preceptos que hoy te manda cumplir, para que te vaya bien.Ahora, pues, Israel, ¿qué pide de ti Jehová, tu Dios, sino que temas a Jehová, tu Dios, que andes en todos sus caminos, que ames y sirvas a Jehová, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?
Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre.Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre.
Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración.Gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración.
¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré! Grabada te llevo en las palmas de mis manos; tus muros siempre los tengo presentes.¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? ¡Aunque ella lo olvide, yo nunca me olvidaré de ti! He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.
No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí.No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
¿Cómo sabemos que permanecemos en él, y que él permanece en nosotros? Porque nos ha dado de su Espíritu.En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración.Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Ananías —le reclamó Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno? ¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No has mentido a los hombres, sino a Dios!Pedro le dijo: —Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieras al Espíritu Santo y sustrajeras del producto de la venta de la heredad? Reteniéndola, ¿no te quedaba a ti?, y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra.Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud.Si escuchas atentamente la voz de Jehová, tu Dios, y haces lo recto delante de sus ojos, das oído a sus mandamientos y guardas todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié sobre los egipcios traeré sobre ti, porque yo soy Jehová, tu sanador.
El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras.Justo es Jehová en todos sus caminos y misericordioso en todas sus obras.
El que obedece sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. ¿Cómo sabemos que él permanece en nosotros? Por el Espíritu que nos dio.El que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos.Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.
Así de dulce sea la sabiduría a tu alma; si das con ella, tendrás buen futuro; tendrás una esperanza que no será destruida.Así será para ti el conocimiento de la sabiduría: si la hallas tendrás recompensa y al fin tu esperanza no será frustrada.
Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren.
Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y mantente fiel.Confía en Jehová y haz el bien; habitarás en la tierra y te apacentarás de la verdad.
Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio, y así ustedes permanecerán también en el Hijo y en el Padre.Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.
Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad.¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir.Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.

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