Al Señor cantaré mientras yo viva; cantaré alabanzas a mi Dios mientras yo exista. | A Jehová cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré salmos mientras viva. |
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. | ¡Crea en mí, Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí! |
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Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad. | Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren. |
Tú crees que Dios es uno. Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan. | Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. |
¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? | ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? |
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. | El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. |
He aquí, yo soy el Señor, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para mí? | Yo soy Jehová, Dios de todo ser viviente, ¿acaso hay algo que sea difícil para mí? |
Y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. | Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. |
Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios acerca de esto, y Él escuchó nuestra súplica. | Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio. |
Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. | Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. |
Pero Él dijo: Al contrario, dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan. | Pero él dijo: —¡Antes bien, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la obedecen! |
Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? | ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? |
Y este mandamiento tenemos de Él: que el que ama a Dios, ame también a su hermano. | Y nosotros tenemos este mandamiento de él: «El que ama a Dios, ame también a su hermano.» |
Como el ciervo anhela las corrientes de agua, así suspira por ti, oh Dios, el alma mía. | Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, Dios, el alma mía. |
Igualmente, a todo hombre a quien Dios ha dado riquezas y bienes, lo ha capacitado también para comer de ellos, para recibir su recompensa y regocijarse en su trabajo: esto es don de Dios. | Asimismo, a todo hombre a quien Dios da bienes y riquezas, le da también facultad para que coma de ellas, tome su parte y goce de su trabajo. Esto es don de Dios. |
Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios: que creáis en el que Él ha enviado. | Respondió Jesús y les dijo: —Ésta es la obra de Dios, que creáis en aquel que él ha enviado. |
Que nadie os engañe en ninguna manera, porque no vendrá sin que primero venga la apostasía y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se exalta sobre todo lo que se llama dios o es objeto de culto, de manera que se sienta en el templo de Dios, presentándose como si fuera Dios. | ¡Nadie os engañe de ninguna manera!, pues no vendrá sin que antes venga la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto, que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. |
En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, del cual habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. | En esto conoced el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del Anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. |
¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. | ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual habéis recibido de Dios, y que no sois vuestros?, pues habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. |
Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. | Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo. |
El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. | El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. |
Porque entre los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios. | Porque ¿quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. |
Y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; para que nadie se jacte delante de Dios. | Y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. |
Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea. | Después dijo Jehová Dios: «No es bueno que el hombre esté solo: le haré ayuda idónea para él.» |
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte a su debido tiempo. | Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte a su debido tiempo. |