Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. | Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él. |
Y oí a cuanta criatura hay en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra y en el mar, a todos en la creación, que cantaban: «¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!» | Y a toda cosa creada que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. |
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Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo. | Sino que hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, es decir, Cristo. |
En efecto, toda la ley se resume en un solo mandamiento: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». | Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. |
Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte. | Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. |
En el agua se refleja el rostro, y en el corazón se refleja la persona. | Como el agua refleja el rostro, así el corazón del hombre refleja al hombre. |
Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. | Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. |
Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud, antes que lleguen los días malos y vengan los años en que digas: «No encuentro en ellos placer alguno». | Acuérdate, pues, de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y se acerquen los años en que digas: No tengo en ellos placer. |
Aunque la higuera no florezca, ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los establos; aun así, yo me regocijaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios, mi libertador! | Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del aprisco, y no haya vacas en los establos, con todo yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en el Dios de mi salvación. |
Dios es mi salvación y mi gloria; es la roca que me fortalece; ¡mi refugio está en Dios! | En Dios descansan mi salvación y mi gloria; la roca de mi fortaleza, mi refugio, está en Dios. |
Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi salvación. | En Dios solamente espera en silencio mi alma; de Él viene mi salvación. |
En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Así que alzó la voz y lo llamó: “Padre Abraham, ten compasión de mí y manda a Lázaro que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego”. | En el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio a Abraham a lo lejos, y a Lázaro en su seno. Y gritando, dijo: «Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, pues estoy en agonía en esta llama». |
Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor! | Espera al Señor; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al Señor. |
Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza. | Alma mía, espera en silencio solamente en Dios, pues de Él viene mi esperanza. |
He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí. | Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. |
Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! | Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos! |
Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría. | Cuando mis inquietudes se multiplican dentro de mí, tus consuelos deleitan mi alma. |
Toda tú eres bella, amada mía; no hay en ti defecto alguno. | Toda tú eres hermosa, amada mía, y no hay defecto en ti. |
Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud. | Porque toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en Él, y habéis sido hechos completos en Él, que es la cabeza sobre todo poder y autoridad. |
Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. | Porque los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu. |
Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo! | Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se regocijará en tu salvación. Cantaré al Señor, porque me ha colmado de bienes. |
¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? | ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? |
Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración. | Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis. |
Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo. | Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo. |
No uses el nombre del Señor tu Dios en falso. Yo, el Señor, no tendré por inocente a quien se atreva a usar mi nombre en falso. | No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque el Señor no tendrá por inocente a quien tome su nombre en vano. |