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Versículos de la Biblia sobre 'Espíritu'

Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu.
Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es.Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu.
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.
Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren.Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.
El Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y, donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios.
Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.Que la gracia del Señor Jesucristo sea con su espíritu.
Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.
Procurando mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais.Porque esta desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren.
En esto conoced el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del Anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.En esto pueden discernir quién tiene el Espíritu de Dios: todo profeta que reconoce que Jesucristo ha venido en cuerpo humano es de Dios; todo profeta que no reconoce a Jesús no es de Dios, sino del anticristo. Ustedes han oído que este viene; en efecto, ya está en el mundo.
Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios.Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!»Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!»
¡Crea en mí, Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí!Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu.
Yo no lo conocía; pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Sobre quien veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo.”Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu desciende y permanece es el que bautiza con el Espíritu Santo”.
Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo —ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres—, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
Porque ¿quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios.
Tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
El ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz.
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
¿Acaso no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios está en vosotros?¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor.Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu.
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.

En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.¿Cómo sabemos que permanecemos en él, y que él permanece en nosotros? Porque nos ha dado de su Espíritu.
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Versículo de la Biblia del día

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

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Versículo de la Biblia al Azar

Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos.Siguiente versículo!Con imagen

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