- Y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
- Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación.
- Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.
- Así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan.
- Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios.
- Porque, ¿quién de vosotros, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla?
- ¡Oh si ellos tuvieran tal corazón que me temieran, y guardaran siempre todos mis mandamientos, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre!
- Enséñame, oh Señor, tu camino;
andaré en tu verdad;
unifica mi corazón para que tema tu nombre. - Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra.
- No seas sabio a tus propios ojos,
teme al Señor y apártate del mal.
Será medicina para tu cuerpo
y refrigerio para tus huesos. - Porque por una ofrenda Él ha hecho perfectos para siempre a los que son santificados.
- Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto.
- Y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; para que nadie se jacte delante de Dios.
- Seréis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual por medio de nosotros produce acción de gracias a Dios.
- Pero jamás acontezca que yo me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo.
- Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte a su debido tiempo.
- Panal de miel son las palabras agradables,
dulces al alma y salud para los huesos. - Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré:
que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura del Señor,
y para meditar en su templo. - Será también el Señor baluarte para el oprimido,
baluarte en tiempos de angustia. - El rostro del Señor está contra los que hacen mal,
para cortar de la tierra su memoria. - Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís.
- Y el Señor nos mandó que observáramos todos estos estatutos, y que temiéramos siempre al Señor nuestro Dios para nuestro bien y para preservarnos la vida, como hasta hoy.
- «Porque yo sé los planes que tengo para vosotros» —declara el Señor— «planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.»
- ¡Cuán grande es tu bondad,
que has guardado para los que te temen,
que has obrado para los que en ti se refugian,
delante de los hijos de los hombres! - Guardarás, pues, los mandamientos del Señor tu Dios, para andar en sus caminos y para temerle.
Temas relacionados
Bendición
El Señor te bendiga...
Obediencia
Jesús respondió, y le...
Temor
El temor del Señor...
Pecado
¿O no sabéis que...
Ley
Y estas palabras que...
Mundo
No améis al mundo...
Versículo de la Biblia del día
He aquí el orgulloso:en él, su alma no es recta,
mas el justo por su fe vivirá.