- El testigo verdadero no miente;
el testigo falso dice mentiras. - Hay camino que al hombre le parece derecho,
pero es camino que lleva a la muerte. - Toda labor da su fruto;
mas las vanas palabras empobrecen. - El que tarda en airarse es grande de entendimiento;
el impaciente de espíritu pone de manifiesto su necedad. - La justicia engrandece a la nación;
el pecado es afrenta de las naciones. - La respuesta suave aplaca la ira,
pero la palabra áspera hace subir el furor. - La lengua apacible es árbol de vida,
pero la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu. - El necio menosprecia el consejo de su padre;
el prudente acepta la corrección. - Mejor es lo poco con el temor de Jehová,
que un gran tesoro donde hay turbación. - Los pensamientos se frustran donde falta el consejo,
pero se afirman con los muchos consejeros. - El hombre se alegra con la respuesta de su boca;
la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es! - El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría,
y a la honra precede la humildad. - Encomienda a Jehová tus obras
y tus pensamientos serán afirmados. - Mejor es lo poco con justicia
que las muchas ganancias sin derecho. - El corazón del hombre se propone un camino,
pero Jehová endereza sus pasos. - Mejor es adquirir sabiduría que oro fino,
y adquirir inteligencia vale más que la plata. - El entendido en la palabra hallará el bien;
el que confía en Jehová es bienaventurado. - Panal de miel son los dichos suaves,
suavidad para el alma y medicina para los huesos. - El hombre perverso promueve contienda,
y el chismoso separa a los mejores amigos. - Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte,
el que domina su espíritu que el conquistador de una ciudad. - Corona de los viejos son los nietos
y honra de los hijos son sus padres. - Si no conviene al necio el lenguaje elocuente,
¡cuánto menos al príncipe el labio mentiroso! - El que encubre la falta busca la amistad;
el que la divulga, aparta al amigo. - En todo tiempo ama el amigo
y es como un hermano en tiempo de angustia. - El corazón alegre es una buena medicina,
pero el espíritu triste seca los huesos.
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